CONSEJO PERMANENTE DE LA ORGANIZACI�N DE LOS ESTADOS AMERICANOS 
COMISI�N ESPECIAL SOBRE GESTI�N DE CUMBRES INTERAMERICANAS
OEA/Ser.G       CE/GCI-170/00
18 agosto 2000
Original: Ingl�s

�MBITOS TEM�TICOS DE LA CUMBRE DE LAS AM�RICAS DE 2001

(Documento de discusi�n presentado por el Presidente)

Introducci�n

Los d�as 20 al 22 de abril de 2001 Presidentes y Primeros Ministros del Hemisferio se reunir�n en la Ciudad de Quebec, Canad�, en la Cumbre de las Am�ricas. Ser� la tercera ocasi�n en la que las m�ximas autoridades de las 34 naciones democr�ticas del Hemisferio se re�nan para considerar los temas m�s importantes que afectan a la Regi�n. El fortalecimiento de la democracia y la integraci�n econ�mica han llegado a identificarse como los pilares gemelos del proceso de las Cumbres como lo reflejaron la Primera y Segunda Cumbres de las Am�ricas, en Miami, Estados Unidos (1994) y en Santiago de Chile (1998). Es importante que la Cumbre de 2001 se base en esos logros y que, al mismo tiempo, se dirija hacia un temario preciso, pertinente y orientado hacia resultados concretos.

El presente estudio ha sido preparado como documento de antecedentes para la Comisi�n Especial de la OEA sobre Gesti�n de Cumbres Interamericanas. Este documento procura reflejar el tono y el contenido de las deliberaciones que se est�n realizando en el Hemisferio, a diferentes niveles, en esta etapa de preparaci�n de la Cumbre; y en ese entendido, est� destinado a servir de insumo para las discusiones referentes a la pr�xima Cumbre. En Miami y Santiago se sentaron bases s�lidas para la cooperaci�n en el Hemisferio, por lo cual no debe limitarse a repetir o reagrupar los compromisos existentes. La Cumbre de las Am�ricas de 2001 debe reflejar los resultados de un nivel de creciente intensidad de consultas y cooperaci�n hemisf�ricas en muchos niveles y en numerosos sectores. Es esencial ocuparse de la elaboraci�n de un temario preciso que enfrente nuestros desaf�os colectivos como una comunidad hemisf�rica a trav�s del logro de acuerdos con respecto a objetivos pr�cticos y orientados hacia resultados.

Contexto

Al entrar las Am�ricas en un nuevo siglo, se comprueba que en el libro mayor hemisf�rico de la d�cada anterior el activo supera al pasivo. No obstante, no existe margen para contentarse con lo logrado, ya que el progreso alcanzado en muchas esferas debe cotejarse con resultados desfavorables o dispares en otras. Si bien se ha realizado una transici�n casi completa hacia la democracia, ha habido retrocesos ocasionales, algunos recientes, y debe proseguir la labor de consolidaci�n de las instituciones nacionales y hemisf�ricas de modo de sentar bases sostenibles para una adecuada gesti�n p�blica. Se han reducido los abusos contra los derechos humanos, pero hay todav�a serias preocupaciones al respecto y el sistema interamericano de derechos humanos sigue enfrentando graves desaf�os. Es mayor la identificaci�n com�n con el estado de derecho, pero la poblaci�n se siente cada vez m�s insegura en las calles urbanas, e inclusive en sus hogares. Se ha incrementado el gasto en servicios sociales en todas partes del Hemisferio, pero al parecer las mejoras en cuanto a calidad del sistema de asistencia sanitaria y educaci�n no han sido de la misma magnitud en todos los casos. El crecimiento econ�mico se ha recuperado en relaci�n con la "d�cada perdida" de los a�os ochenta; la inflaci�n se ha reducido pronunciadamente, y el Hemisferio, que pretende establecer sistemas econ�micos basados en el mercado, ha emprendido negociaciones de libre comercio en el contexto de un esfuerzo global de fomento de un crecimiento econ�mico sostenible. Al mismo tiempo las desigualdades persistentes, y en algunos casos crecientes, amenazan deteriorar nuestra capacidad de construir un futuro m�s pr�spero y seguro.

Por tratarse de la tercera de una serie de reuniones que se iniciaron en Miami, en 1994, con el compromiso de realizar una acci�n colectiva y prosiguieron en Santiago, en 1998, con la profundizaci�n de la cooperaci�n hemisf�rica el proceso que conduce a la Cumbre de las Am�ricas de 2001 ser� un punto apropiado para evaluar lo ya realizado y establecer nuevas l�neas de orientaci�n. Uno de los objetivos principales debe consistir en avanzar en la elaboraci�n de un proceso coherente, en el que las lecciones extra�das de la experiencia y una cuidadosa evaluaci�n de la situaci�n y las tendencias actuales se conjuguen de modo de informar decisiones orientadas hacia el futuro.

Atenci�n centrada en la poblaci�n

El proceso de las Cumbres de las Am�ricas debe seguir siendo un proceso pertinente, que d� respuesta a las preocupaciones reales de los ciudadanos del Hemisferio, y debe seguir siendo percibido como tal. A estos efectos, la Cumbre de 2001 deber� centrarse en forma clara en la poblaci�n y definir prioridades en el contexto de un temario pol�tico, econ�mico y social coherente. Este temario deber� ser articulado en forma de una Declaraci�n y un Plan de Acci�n que se respalden mutuamente y establezcan una concepci�n y mandatos de iniciativas pr�cticas que refuercen las instituciones nacionales y hemisf�ricas, como respaldo de valores compartidos y empresas colectivas. En esos documentos debe expresarse el compromiso fundamental de crear condiciones de sustentaci�n de la democracia y promoci�n de la prosperidad y la equidad social en beneficio de todos los ciudadanos de las Am�ricas.

Plan de Acci�n: Tres cestas

En Windsor, Canad�, los Ministros de Relaciones Exteriores del Hemisferio realizaron una reuni�n perif�rica de la Asamblea General de la OEA, para considerar �mbitos tem�ticos (o "cestas") referentes a la Cumbre de 2001. Los participantes convinieron en un marco dividido en tres partes para el Plan de Acci�n. Los t�tulos adoptados para las tres cestas reflejan la continuidad del compromiso asumido, as� como un enfoque en que se reconocen las dificultades y oportunidades: Fortalecimiento de la democracia, Creaci�n de prosperidad y Realizaci�n del capital humano. Las dos primeras "cestas" --en que se hace hincapi� en la democracia y en la integraci�n econ�mica-- han sido fundamentales para el proceso seguido desde Miami. La tercera "cesta" se referir� principalmente a problemas sociales, y refleja la identificaci�n con las metas de inclusi�n y mayor equidad. Por otra parte la Cumbre de 2001 dar� respuesta al desaf�o que plantea la creciente interdependencia entre los problemas con los que se ven confrontados los gobiernos y el sistema interamericano. A esos efectos, se admite la necesidad de una mayor coordinaci�n y participaci�n, tanto con las IFI como con otras entidades multilaterales regionales, lo que llev� a la participaci�n de representantes de esas instituciones en la reuni�n de Ministros de Relaciones Exteriores celebrada en Windsor. En este contexto es igualmente importante reconocer el impacto transformativo de las tecnolog�as de informaci�n y comunicaci�n (TIC), y c�mo la "conectividad" puede ayudar a disminuir la "divisi�n digital" que existe en el hemisferio y apoyar la creaci�n de prosperidad, fortalecer la diversidad cultural, generar mayor entendimiento y dar a m�s personas un acceso m�s equitativo a los bienes y servicios p�blicos.

Los gobiernos comenzar�n las deliberaciones referentes a una Declaraci�n y al Plan de Acci�n en la pr�xima reuni�n del Grupo de Revisi�n e Implementaci�n de Cumbres (GRIC) en la Ciudad de Quebec (1 al 3 de octubre). Las opiniones que se expresen en la reuni�n de septiembre y en reuniones subsiguientes de la Comisi�n Especial de la OEA sobre Gesti�n de Cumbres Interamericanas contribuir�n a dar contenido al debate.

Fortalecimiento de la democracia

El compromiso con la democracia, los derechos humanos y el Estado de derecho constituye un aspecto medular del proceso de Cumbres y de los esfuerzos encaminados a establecer un s�lido fundamento para la integraci�n hemisf�rica. Se elaborar�n iniciativas encaminadas a reforzar la gesti�n democr�tica y una mayor colaboraci�n que haga m�s transparentes las relaciones de las instituciones con los ciudadanos. La participaci�n de la sociedad civil podr�a crear un mayor espacio, dentro de los sistemas democr�ticos, para la realizaci�n de un debate informado y el desarrollo de un mayor entendimiento mutuo. La OEA es un foro apropiado para la promoci�n de esa interrelaci�n, que constituye un elemento esencial para el fortalecimiento de la democracia.

Continuar e incrementar la cooperaci�n en derechos humanos en el hemisferio ayudar� a generar un ambiente en el que la democracia pueda fortalecerse y mantenerse. Instituciones y marcos institucionales efectivos frente a los derechos humanos pueden promover ese ambiente. Iniciativas pr�cticas adicionales para implementar compromisos de igualdad entre hombres y mujeres y el reconocimiento de los derechos de los ni�os tambi�n deben ser considerados. Asimismo, la cooperaci�n para mejorar la promoci�n de los derechos civiles, culturales, econ�micos, pol�ticos y sociales de los pueblos ind�genas debe seguir siendo una prioridad hemisf�rica.

Un �rea de cooperaci�n potencial es la administraci�n de justicia. El acceso universal a sistemas de justicia imparciales e independientes promover� la confianza en las instituciones hemisf�ricas y nacionales encargadas de mantener el estado de derecho y promover� el papel del sistema de justicia como medio de resoluci�n de conflictos.

La preocupaci�n creciente sobre criminalidad y las demandas para incrementar la seguridad necesitan ser atendidas en el contexto de un compromiso colectivo fuerte con los derechos humanos y el estado de derecho. La cooperaci�n hemisf�rica para lidiar con la actividad criminal transnacional, especialmente con el comercio de droga, ha progresado y una mayor cooperaci�n entre autoridades judiciales y fuerzas policiales ser� �til.

Creaci�n de prosperidad

El compromiso de fomentar la inclusi�n y la igualdad debe informar nuestros esfuerzos encaminados a promover la integraci�n econ�mica y el libre comercio. El ALCA sigue siendo el elemento orientador en el esfuerzo colectivo para promover el crecimiento econ�mico y una mayor prosperidad en las Am�ricas. Tambi�n se est� realizando una labor �til en cuanto a la preparaci�n de estrategias de cooperaci�n destinadas a mejorar los sistemas de transporte hemisf�ricos y el desarrollo de enfoques comunes frente a los temas de la energ�a. Dada la capital importancia en el desarrollo de una mayor capacidad en materia de tecnolog�a de la informaci�n y de las comunicaciones en el Hemisferio, podr�a respaldarse la cooperaci�n en el sector de las telecomunicaciones a trav�s de la inserci�n de nuevas iniciativas en el Plan de Acci�n. Los nuevos proyectos de infraestructura en cualquiera de esos sectores, o en todos ellos, requerir�n recursos, por lo cual es necesaria la continua participaci�n de las IFI para respaldar las prioridades acordadas.

La globalizaci�n lleva a prestar m�s atenci�n al impacto --positivo y negativo-- del comportamiento privado de las empresas. Los gobiernos podr�an considerar iniciativas destinadas a hacer participar al sector privado, a las IFI y a la sociedad civil en un di�logo encaminado hacia el logro de resultados pr�cticos que respalden los principios de una buena gesti�n de las empresas y de la responsabilidad social.

A fin de crear y mantener la prosperidad podr�an considerarse cuestiones que afectan a los resultados econ�micos, tales como las condiciones de trabajo, las normas laborales y la cooperaci�n en torno a temas de migraci�n. Ya est� en marcha un sistema de cooperaci�n a trav�s de las Conferencias Interamericanas de Ministros de Trabajo. En el contexto de la inclusi�n, se deben considerar medidas que potencien a los sectores sociales tradicionalmente marginados y ampl�en su participaci�n en la vida econ�mica de nuestras sociedades.

Las iniciativas ambientales constituyen, al parecer, un �mbito en que la Cumbre puede dar impulso a una mayor cooperaci�n hemisf�rica, reconociendo el hecho de que el continuo aumento de los niveles de contaminaci�n, especialmente en las ciudades, se est�n convirtiendo en un motivo de creciente preocupaci�n. Podr�a agregarse valor a trav�s de medidas basadas en la cooperaci�n en relaci�n con el aire puro y los recursos h�dricos. Las iniciativas ambientales pr�cticas podr�an reforzarse mediante el endoso de los principios del desarrollo sostenible.

Podr�a existir margen para nuevas iniciativas en la esfera de la regulaci�n financiera que promuevan el objetivo global de incrementar la prosperidad en el Hemisferio.

No obstante la perspectiva de obtener beneficios a trav�s de la integraci�n econ�mica, las disparidades de ingresos y las cifras absolutas de quienes viven en la pobreza en las Am�ricas han aumentado. El alivio de la pobreza y la adopci�n de medidas de cooperaci�n destinadas a elevar el nivel de vida deben seguir siendo objetivos prioritarios. A trav�s de iniciativas ejecutadas en esa esfera podr�a respaldarse la ampliaci�n del acceso al empleo, as� como un acceso m�s expedito a las oportunidades de elaborar las aptitudes necesarias para participar en econom�as basadas en el conocimiento.

Realizaci�n del potencial humano

En la elaboraci�n del temario social para la Cumbre de 2001, el principal desaf�o consistir� en centrar la atenci�n en las prioridades m�s apremiantes y elaborar propuestas de acciones pr�cticas que satisfagan necesidades reales. En una econom�a mundial basada en el conocimiento es esencial que las personas posean las aptitudes necesarias para competir. La tecnolog�a de la informaci�n crea perspectivas para ampliar la calidad de la educaci�n en todas partes de nuestras sociedades. Para lograr una mayor participaci�n de las mujeres, los j�venes y los pueblos ind�genas en la vida pol�tica, econ�mica y social se podr�a respaldar las asociaciones de esfuerzos, interrelaciones y sistemas de formaci�n de redes entre los referidos sectores sociales. Al respecto, debe hacerse �nfasis en la integraci�n de una perspectiva de g�nero como un tema transversal en las tres canastas.

Los esfuerzos para promover la creaci�n de condiciones en las que todos los ciudadanos del Hemisferio puedan realizar plenamente su potencial, requieren respaldo tanto para el aumento de las oportunidades como para asumir el compromiso de promover la equidad. La cuesti�n fundamental es la calidad de vida. El mecanismo m�s eficaz para reducir las desigualdades consiste en ampliar el acceso a la educaci�n y mejorar la calidad de la misma. En Santiago se reconoci� que la educaci�n es "la clave del progreso". No obstante, la experiencia acumulada desde entonces ha puesto de manifiesto que tenemos que buscar la manera de generar los recursos que requiere la inversi�n en la educaci�n.

La obtenci�n de recursos tambi�n representa un problema para la asistencia sanitaria en todas partes del Hemisferio. La Organizaci�n Panamericana de la Salud (OPS) ha cumplido y debe seguir cumpliendo un papel de vanguardia en la elaboraci�n de iniciativas hemisf�ricas. La tecnolog�a de la informaci�n y las comunicaciones ofrece nuevos horizontes para incrementar el acceso a una asistencia de buena calidad. Puede demostrarse que hacer hincapi� en la prevenci�n de las enfermedades (por ejemplo el VIH/SIDA), especialmente entre los adolescentes, y la promoci�n de estilos de vida y elecciones saludable, puede producir beneficios sociales considerables a largo plazo. El acceso a fuentes confiables de aire puro y agua es esencial para una salud adecuada. Respaldar programas de mejoramiento de la salud de las mujeres y los ni�os debe seguir siendo una prioridad, al igual que los esfuerzos encaminados a combatir enfermedades y afecciones que puedan controlarse o erradicarse.

Se requieren medidas basadas en la cooperaci�n para proteger y promover la diversidad; en especial la diversidad cultural. El desarrollo del potencial de la regi�n depende de que se brinde a todas las personas la oportunidad de realizar un aporte a la vida pol�tica, social y econ�mica de sus sociedades. Los esfuerzos para eliminar la discriminaci�n podr�an complementarse mediante el aumento de las oportunidades para compartir la diversidad de nuestro patrimonio y nuestras perspectivas culturales, raciales y ling��sticas. Las metas deber�n ser pr�cticas y transparentes, a fin de promover modelos de inclusi�n basados en el respeto de la persona humana, en que se reconozca la medida en la que la identidad se define a trav�s de elementos que podamos compartir con sectores integrantes de la sociedad.

Conectividad al servicio de la comunidad

Nuestro mundo est� siendo transformado por las tecnolog�as de la informaci�n y de las comunicaciones (TIC) y el acelerado ritmo de innovaci�n y cambio. Esta revoluci�n de la informaci�n estimula extraordinarios cambios en nuestras instituciones democr�ticas, econ�micas y sociales. Las nuevas tecnolog�as est�n derribando barreras, ampliando di�logos y alterando el contenido de las relaciones entre el sector p�blico, el sector privado y la sociedad civil. Las posibilidades digitales han creado el escenario para nuevas formas de participaci�n que requerir�n que el Estado se reorganice para atender las necesidades de usuarios o ciudadanos, as� como comunidades, dotados de medios m�s sofisticados.

La conectividad es un medio, no un fin; es un instrumento de desarrollo humano, pero no representa la soluci�n a todos los problemas humanos. Respaldar los objetivos de conectividad no supone el abandono de objetivos de desarrollo m�s fundamentales ni impide reconocer el hecho de que quienes se esfuerzan por atender las necesidades vitales propias y de sus familias deben recibir ayuda para, ante todo, satisfacer sus necesidades b�sicas. Al mismo tiempo, los gobiernos y ciudadanos de las Am�ricas no se encuentran ante un dilema sencillo. Un compromiso general con el desarrollo puede y debe abarcar no s�lo esfuerzos para satisfacer las necesidades b�sicas, sino tambi�n debe asegurar que los beneficios de las tecnolog�as nuevas y emergentes sean ampliamente compartidos y que se expandan las oportunidades de participar en econom�as basadas en el conocimiento. En definitiva, la adopci�n de un enfoque m�s estrecho podr�a privar a quienes actualmente se encuentran en los �mbitos marginales de nuestras comunidades de la posibilidad de ser incluidos en la corriente principal de la sociedad y compartir plenamente los beneficios del progreso tecnol�gico.

El desarrollo y la propagaci�n acelerados de la tecnolog�a de la informaci�n y la conectividad albergan la promesa de oportunidades sin precedentes para el desarrollo pol�tico, econ�mico y social de las Am�ricas. El desaf�o consiste en lograr que los enormes beneficios potenciales alcancen su m�ximo nivel y sean compartidos. La realizaci�n de los beneficios llegar� a su m�xima expresi�n cuando la tecnolog�a alcance un alto nivel de penetraci�n y los usuarios est�n capacitados para aprovechar sus beneficios. En este contexto, se ha expresado preocupaci�n sobre las consecuencias que se producir�an si no se logra cerrar la "divisi�n digital" dentro de un mismo pa�s y entre distintos pa�ses. Se deben considerar iniciativas para promover un acceso y una distribuci�n m�s equitativos de los beneficios de la tecnolog�a de manera a obtener prosperidad, reducir la inseguridad y reforzar la comunidad hemisf�rica. Los nuevos enfoques para las asociaciones que trabajan en base a modelos exitosos deben involucrar al sector p�blico, al sector privado y a la sociedad civil, y, promover, a trav�s de ellos, el desarrollo de nuevo contenido y nuevas conexiones, tanto horizontales como verticales. Dentro de cada "cesta" se deber�a buscar la manera de lograr que la tecnolog�a de la informaci�n y las telecomunicaciones ayude a llevar adelante las iniciativas.

El principal objetivo b�sico que debe perseguirse al promover el desarrollo de la conectividad debe consistir en el desarrollo de nuevos instrumentos y v�nculos que promuevan la diversidad, refuercen la comprensi�n, confieran a los gobiernos mayor capacidad para la prestaci�n de servicios, potencien a los ciudadanos a fin de que sus vidas mejoren y aporten nuevos conocimientos y aptitudes a quienes los necesitan. El objetivo deber�a consistir en crear conexiones que promuevan un cambio positivo, as� como el desarrollo de una comunidad que haga suyo y refuerce el vigor colectivo del Hemisferio.

Conclusi�n

Cabe repetir que el desaf�o principal durante la preparaci�n de la Cumbre de 2001, consistir� en identificar nuevas iniciativas, concretas y asequibles, para avanzar en la realizaci�n del compromiso con valores comunes y medidas colectivas asumido por los Jefes de Estado y de Gobierno en Miami y Santiago. Las opiniones de los ciudadanos de todas partes de las Am�ricas han sido escuchadas en las reuniones de la Comisi�n Especial de la OEA sobre Gesti�n de Cumbres Interamericanas, as� como en otros eventos y consultas, incluidos foros organizados por la sociedad civil en forma paralela a reuniones ministeriales realizadas en los �ltimos a�os, incluyendo las reuniones que se efectuaron al margen de la Asamblea General de la OEA. En el presente estudio, basado en el marco del Plan de Acci�n para la Cumbre de 2001 acordado por los Ministros de Relaciones Exteriores, se tienen en cuenta muchas de las opiniones que han sido expresadas. Este documento toma en cuenta una serie de opiniones que han sido expresados hasta la fecha. El paso siguiente consiste en crear consenso con respecto a los mecanismos pr�cticos que permitan alcanzar los objetivos identificados.


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