INICIATIVA DE TRANSPORTE HEMISFERIO EN EL SIGLO VEINTIUNO UNA VISION PARA LA INTEGRACION
MIARTES. 15 DE DICIEMBRE DE 1998. 16.45 HORAS

CONSIDERACIONES DE CHILE EN RELACION CON LA CUMBRE DE LAS AMERICAS


DISCURSO DEL SR. CLAUDIO HOHMANN B., MINISTRO DE TRANSPORTES Y TELECOMUNICACIONES DE CHILE, CON OCASION DE LA 111 REUNION DE MINISTROS DE TIZANSPORTES DE AMERICA.

La Declaración de los Jefes de Estado emanada de la Cumbre de las Américas puso su acento en el propósito integrador que anima a los países de la región. Si sumamos a este énfasis la creciente liberalización de nuestras economías y la extensión de ésta a esferas cada vez más amplias del mercado, y el crecimiento del intercambio interregional, ya no solo la voluntad sino que la realidad nos comprometen con la necesidad de buscar una integración real más ágil y eficiente que opere finalmente como componente fundamental del desarrollo.

Reuniones como esta, así como los foros multilaterales en que nos encontramos los diferentes países de la región ayudan considerablemente a tal proceso, pero es preciso poner aun más voluntad política y más recursos tras el urgente objetivo de integración regional. La globalización ofrece grandes oportunidades para el progreso de nuestros países y abre nuevos campos de cooperación para la comunidad hemisférica. Sin embargo, puede incidir en un aumento de las brechas que ya existen entre los países y al interior de nuestras sociedades. Firmemente decididos a aprovechar sus beneficios y a enfrentar sus retos, debemos otorgar especial atención a los países y grupos sociales más vulnerables de nuestro hemisferio. En consecuencia, alentemos a todas las naciones a contribuir en el proceso de manera constructiva, continuando el buen diálogo y las consultas y presentando sus puntos de vista a través de los mecanismos que acordemos.

Es oportuno recordar el hecho que vivimos en un mundo en que las relaciones bi - o multilaterales entre los países va dando paso a la formación de grandes y poderosos bloques, fundados en integraciones económicas parciales, que comienzan crecientemente a relacionarse entre si, más como tales que como naciones individualmente consideradas, generando de esa forma una impresionante capacidad de negociación e influencia en las dinámicas del mercado mundial.

De allí la necesidad imperiosa de que América supere su dispersión y enfrente con pragmatismo la posibilidad de alcanzar un futuro grande y poderoso como región, la única con una dimensión norte-sur.  Por ello, la integración hemisférica constituye un complemento necesario de las políticas nacionales para superar los problemas pendientes y obtener un mayor y mejor grado de desarrollo, respaldado en el concepto de Regionalismo abierto, visto que un proceso de integración en su concepto más amplio, permitirá, sobre la base del respeto a las identidades culturales, configurar una trama de valores e intereses comunes, que nos ayude en tales objetivos.

De allí que nos tomemos la libertad de señalar cuales son, a nuestro juicio, los criterios que debieran orientar la forma de abordar este complejo desafío, cuya culminación exitosa puede transformarse en un decisivo estimulo al intercambio comercial íntraregional y a un mejor aprovechamiento de nuestros recursos de transporte, en beneficio de una mayor competitividad de nuestros productos en el mercado mundial.

Un primer criterio que nos parece fundamental, aunque parezca obvio, es partir de la base de que todos los acuerdos hasta ahora logrados, en tomo a cada uno de los modos de transporte, mantienen plena vigencia.  Sin perjuicio de ello, debemos decidir el papel que jugará la Reunión de Ministros responsables del transporte en las Américas, y como daremos cumplimiento a lo acordado en el Plan de Acción de la II Cumbre de las Américas, celebrada en Santiago de Chile en abril del año en curso.

Un segundo criterio básico es que los foros subregionales se mantendrán autónomamente en funcionamiento, avanzando en las materias que le son propias, a nivel de Ministros y de expertos.

Un tercer criterio es el de la necesidad de que las Reuniones de Ministros, incluyendo esta, sean, mucho más que una instancia ratificadora de acuerdos que trabajan previamente los expertos, una reunión que aborde temas sustantivos de carácter estratégico para el desarrollo regional, que de origen a los temas de trabajo de los expertos, y que, posteriormente, se transformen en acuerdos realmente de peso, operativos y eficaces.

Un cuarto criterio es que debemos trabajar los temas del transporte desde la perspectiva de un contexto internacional que presenta cada día nuevos escenarios y situaciones que es preciso enfrentar mancomunadamente, superando visiones nacionalistas estrechas y el peso de aquella parte de nuestras historias que tiende más bien a separamos que a unimos.

Un quinto y final criterio es que, teniendo en cuenta experiencias exitosas en esta materia que se han dado en otras latitudes, es necesario hacer un decidido esfuerzo por evitar que las Reuniones de Ministros deriven hacia instancias rituales de encuentro, sustentadas en frondosas burocracias que terminen por ahogar los propósitos de responder con agilidad, pragmatismo y eficacia a los dinámicos desafíos de un mundo en acelerado cambio. Para valorar estos encuentros acudir con entusiasmo a ellos tienen y que acordarse ciertas cuestiones y tienen que hacerse las cosas que acordarnos.

Estimados Señores Ministros: En cada área del transporte estamos enfrentando problemas y desafíos que es preciso incluir en una exigente agenda de trabajo, sobre la cual debemos trabajar pragmáticamente y con la mayor agilidad.

El área de transporte aéreo es una de las que esta experimentando significativos cambios, al ser la de más rápido crecimiento debido a múltiples factores que, al interrelacionarse, multiplican sus efectos. Es en esta área donde enfrentamos fenómenos que nos obligan a elevar el nivel de nuestras preocupaciones y acuerdos.   Tal es el caso de la aguda transformación producida entre los mayores operadores, donde surgen megacompañías, asentadas en la política de bloques que hemos señalado, como también el de la creciente desnacionalizacíón de nuestras empresas, lo cual genera importantes interrogantes respecto a los derechos de tráfico, observándose la paradoja de que inadvertidamente podemos dar más facilidades a las empresas extracontinentales que a las de nuestra propia región.

En el área del transporte terrestre, a pesar del esfuerzo e importantes avances logrados en los últimos años, queda aún mucho por hacer.   Impera aun en la región una política de restricciones y proteccionismos, a través de la fijación de cupos y frecuencias, además de una importante desigualdad de normas y procedimientos administrativos, estando aún lejos de alcanzar los niveles de agilidad y eficiencia que el intercambio comercial competitivo nos exige. Al mismo tiempo, debemos asumir como realidad común los importantes déficits que tenemos en investigación especializada aplicada, en tecnologías de carga y descarga y, muy en especial, de inversiones en infraestructura vial así como de políticas de gestión de la misma que, por la vía de una adecuada tarificación, permita no sólo la recuperación de la inversión para el mantenimiento y expansión de dicha infraestructura sino, más aún, un uso más eficiente, de esa limitada capacidad.  En este sentido, el desafío no es tanto físico, sino que esta estrechamente relacionado con los procedimientos y las políticas de transporte, si es que en efecto queremos un incremento real de nuestra productividad y competitividad.  La importancia de este último factor es tal que debiera ser parte privilegiada de nuestra agenda en esta área, ya que una política homogénea al respecto eliminaría un factor de tensión permanente entre nuestros gobiernos y los operadores privados, además de hacer más efectiva la reciprocidad que debe gobernar nuestras relaciones.  Es necesario tener un ambiente de operación de servicios de transporte más competitivo excluyendo todo tipo de subsidios.

En el área del transporte marítimo es donde mayores avances se han hecho hacia la desregulación y levantamiento de barreras, con lo cual la actividad ha ido adquiriendo un significativo dinamismo. No obstante, es preciso plantear en nuestra agenda el tema portuario, ya que la agilización de las Carreteras de Integración y la concreción de los correspondientes proyectos de inversión privada en los años venideros hará posible incrementar significativamente la carga desde y hacia terceros países, intensificando un proceso de venta de servicios portuarios, cuya normativa multilateral es hoy prácticamente inexistente y en que las diferencias de eficiencia y costos son aún significativas. Vados países de la región, entre ellos el nuestro, han realizado importantes procesos de modernización del sector portuario estatal, con la convicción que todas aquellas actividades productivas o de servicios que pueden ser desarrollados por privados deben ser entregados a su propia iniciativa, transfiriendo al sector privado, diversas funciones relacionadas con las naves y las cargas.

Señores Ministros: Nuestra agenda de trabajo es, sin -duda, amplia y compleja. Sólo he mencionado alguno de los problemas que tenemos por delante. Tenemos que reposicionar nuestro quehacer en el sector, haciendo los Gobiernos aquello que los privados no están en condiciones de realizar por sí solos, esto es, seguridad, contaminación, congestión, etc., e insisto, facilitando la libre iniciativa empresarial en todo lo concerniente a la prestación de servicios.  Estamos ciertos que sabremos avanzar en cada uno de los desafíos, de manera pragmática y eficaz, atendida la voluntad de llegar a entendimientos muy concretos.

Nuestras tres reuniones, la primera en Tampa, la segunda en Santiago de Chile y la presente en Nueva Orleans, han tenido una muy buena asistencia.  Hemos concurrido la mayoría de los Ministros, yo personalmente he estado en las tres (aunque en la primera y segunda no era Ministro).  La interrogante que nos hacemos es si tendremos una cuarta reunión, si no le exigimos resultados a nuestras convocatorias.   Creo que es conveniente continuar con la Iniciativa de Transporte del Hemisferio Occidental (ITHO), como foro regional de consulta, coordinación y concertación en el área de los transportes - o Foro de convergencia de políticas de transporte -, esto es, una Conferencia de Ministros de Transportes de las Américas.

Por ello requerimos un reglamento básico y simple que permita ordenar, coordinar y desarrollar todos los esfuerzos tendientes a alcanzar los objetivos y propósitos acordados por los Ministros en sus Reuniones periódicas.

La instancia técnica de elaboración de acuerdos o resoluciones, deberá elevar su capacidad resolutiva, de modo que las reuniones de la Conferencia sean jornadas que se dediquen preferentemente a abordar los temas del transporte que sean sustantivos y de carácter estratégico para el desarrollo regional y para la inserción de nuestros países en el altamente competitivo mercado mundial.

Finalmente, la institucionalidad de la Conferencia deberá proporcionar, en todo momento, una sustentación administrativa permanente, liviana y ágil, recurriendo a los organismos especializados regionales o internacionales para las tareas de apoyo secretarial y de asistencia técnica, así como a las propias capacidades administrativas del país al cual correspondan las funciones de la Presidencia rotativa.