CONSEJO PERMANENTE DE LA
ORGANIZACI�N DE LOS ESTADOS AMERICANOS
COMISI�N DE ASUNTOS JUR�DICOS Y POL�TICOS

Grupo de Trabajo encargado de elaborar el
Proyecto de Declaraci�n sobre los Derechos de
las Poblaciones Ind�genas

 

 

OEA/Ser.K/XVI
GT/DADIN/INF-4/99
30 noviembre 1999
Original: Textual

PALABRAS DEL SECRETARIO GENERAL C�SAR GAVIRIA
ANTE EL GRUPO DE TRABAJO PARA CONSIDERAR LA PROPUESTA DE DECLARACION AMERICANA SOBRE LOS DERECHOS DE LAS
POBLACIONES INDIGENAS

8 de noviembre de 1999

Quiero en primer lugar expresar mis agradecimientos al Embajador Claude Heller, Representante Permanente de M�xico ante la OEA y quien Preside esta reuni�n, y a los miembros del Grupo de Trabajo por permitirme esta oportunidad de intercambiar ideas con Ustedes en esta reuni�n que se celebra para considerar la propuesta de Declaraci�n Americana sobre los Derechos de las poblaciones Ind�genas. Estoy seguro que bajo el liderazgo y con el profesionalismo del Embajador Heller el Grupo de Trabajo cumplir� los objetivos que se ha propuesto.

Ofrezco una muy cordial bienvenida a los representantes de los gobiernos y de los pueblos ind�genas a esta Casa de las Am�ricas, cuyo origen y destino est�n ligados a los ideales de paz, democracia, vigencia de los derechos humanos y bienestar de los pueblos que nos unen a todos los americanos.

La reuni�n de Expertos Gubernamentales, celebrada en febrero pasado, sent� las bases para esta reuni�n. La discusi�n de los Estados miembros ser� enriquecida por la participaci�n y comentarios de los representantes ind�genas. Agradecemos su presencia en esta ocasi�n y sus contribuciones al perfeccionamiento de la democracia en las Am�ricas.

Tengo un inter�s particular en las relaciones de nuestros Estados con las culturas ind�genas de nuestro hemisferio. Este inter�s nace de la experiencia de mi propio pa�s, Colombia, y de los significativos avances que logramos consagrar en nuestra Constituci�n del 91 para establecer y preservar sus derechos, para generar algunas leyes que desarrollaran los principios constitucionales y las pol�ticas que fueran consistentes con el nuevo esp�ritu que reina en nuestras relaciones con los Pueblos Ind�genas

El proceso de elaborar y someter a la consideraci�n de los Estados la Declaraci�n es de una importancia transcendental para avanzar en unos principios que todos respetemos. Hasta hace poco, debemos reconocer, la situaci�n de los ind�genas ha sido tratada al margen del Sistema Interamericano de instituciones. Hoy reconocemos que la protecci�n de los derechos de los ind�genas es muy relevante para enfrentar los desaf�os a los que colectivamente nos hemos comprometido: erradicaci�n de la pobreza y las desigualdades socioecon�micas; fortalecimiento y consolidaci�n de la democracia; pleno respeto a los derechos humanos; y protecci�n del medio ambiente.

Y este encuentro nos acerca al momento de hacer concreta y efectiva la incorporaci�n del tema ind�gena en las prioridades de nuestra agenda. No podemos continuar ignorando la contribuci�n que los 40 millones de ind�genas que habitan en las Am�ricas hacen a diario en cada uno de nuestros pa�ses, ni tampoco los abusos de sus derechos humanos, ni los problemas de discriminaci�n, marginaci�n y pobreza que soportan la mayor�a de ellos.

Por estas circunstancias, en 1989 los Estados miembros encomendaron a la Comisi�n Interamericana de Derechos Humanos elaborar una propuesta de Declaraci�n sobre la protecci�n de los derechos de los ind�genas. Desde su inicio, la Comisi�n ha prestado una atenci�n especial a este tema con su sistema de casos e informes especiales. El resultado de su trabajo se evidencia al leer la propuesta de Declaraci�n. Quiero reconocer especialmente el importante papel jugado por el Relator para Derechos Ind�genas, el Doctor Carlos Ayala Corao, y su antecesor Patrick Robinson. Tambi�n quiero reconocer las contribuciones del Instituto Indigenista Interamericano, el Instituto Interamericano de Derechos Humanos y del Fondo Ind�gena al proceso de consultas y elaboraci�n de la propuesta de Declaraci�n.

Este compromiso para desarrollar un instrumento regional a favor de los derechos ind�genas ha sido reiterado por los Jefes de Estado y de Gobierno de las Am�ricas en los mandatos de las Cumbres de las Am�ricas de Miami en 1994, y de Santiago en 1998.

Espero que esta reuni�n nos impulse a conocer las perspectivas de los gobiernos y de importantes representantes ind�genas, a dialogar y trabajar conjuntamente para mejorar el respeto a los derechos de los ind�genas y de sus culturas, a incluir plenamente a los ind�genas y sus instituciones en nuestras democracias, al igual que buscar mecanismos m�s eficientes para erradicar la pobreza y la discriminaci�n de que son objeto.

Distinguidos participantes:

El reconocimiento de la identidad y de los derechos de los pueblos ind�genas constituye un asunto cr�tico y de gran transcendencia para hacer efectivos los mandatos que nos han otorgado nuestros presidentes y jefes de Gobierno. A partir de la historia de conquista, colonizaci�n y migraciones, las Am�ricas tienen hoy un car�cter multi�tnico, pluricultural y multiling�e. El Instituto Indigenista Interamericano ha identificado una poblaci�n ind�gena compuesta por cerca de 400 grupos �tnicos. En las poblaciones ind�genas se encuentra una extraordinaria diversidad ling��stica y �tnica, m�ltiples formas de desarrollo comunal en h�bitats tan diversos como la selva, la monta�a, el campo y los centros urbanos. En todas estas latitudes las comunidades ind�genas se caracterizan por utilizar mecanismos de decisi�n comunitarias que contienen elementos de una cultura democr�tica muy fuerte.

Sin embargo, no siempre hemos sido respetuosos y conscientes de la riqueza y profundidad que representan la diversidad cultural y los diferentes modelos socioecon�micos de estas comunidades. Tampoco hemos hecho lo suficiente para respetar sus tradiciones y autoridades. Al contrario, por muchos a�os, nuestros gobiernos siguieron una pol�tica paternalista que trajo consecuencias adversas tanto para los Estados como para los ind�genas. Estas pol�ticas mostraron enormes limitaciones en sus intentos tanto de reducir la pobreza y marginaci�n en la que ellos han vivido como en mejorar la relaci�n entre ind�genas y Estado.

En los �ltimos quince a�os hemos sido testigos de nuevas actitudes que han permitido buscar una redefinici�n en la relaci�n entre pueblos ind�genas, Estado y la sociedad civil. Desde comienzos de los a�os ochenta las sociedades de Am�rica Latina experimentaron un proceso gradual de profundizaci�n y fortalecimiento de sus Instituciones democr�ticas. Los ciudadanos han ganado mayores espacios de participaci�n pol�tica. Es en ese contexto en el que nuestras sociedades comienzan a dejar de lado las aprehensiones y sospechas hacia las ideas que promueven la tolerancia, el respeto por la diversidad, y ha sido posible ir desarrollando pol�ticas que han permitido redefinir las relaciones del Estado con sectores marginados de nuestra sociedad incluyendo en especial a los ind�genas.

Hay conciencia en gobiernos en el sentido de que la vieja manera de abordar las relaciones con las comunidades ind�genas no da mucho m�s y ha mostrado sus enormes limitaciones. Por ello, los gobiernos han comenzado a modificar su pol�tica ind�gena con un reconocimiento de sus derechos, promoviendo su desarrollo socioecon�mico y tratando de encontrar soluciones democr�ticas, pac�ficas, acordadas con los ind�genas y sus representantes.

En ese sentido varios gobiernos han logrado importantes avances. Entre ellos vale destacar que las Constituciones de 13 pa�ses han sido modificadas y hoy reconocen el car�cter multinacional y pluricultural de sus sociedades. En otros casos se ha promulgado legislaci�n que reconoce y protege ciertos derechos ind�genas. Por �ltimo, tambi�n se ha logrado el reconocimiento y protecci�n constitucional de las lenguas ind�genas y la educaci�n biling�e en casi todos los pa�ses con importantes poblaciones ind�genas.

En el �mbito internacional, se destaca la formulaci�n de instrumentos internacionales para mejorar la protecci�n de los derechos humanos de los pueblos ind�genas, como el Convenio 169 de la Organizaci�n Internacional de Trabajo, la propuesta de Declaraci�n en las Naciones Unidas, y la participaci�n activa de gobiernos y pueblos ind�genas en estos procesos.

A pesar de estos importantes avances por parte de los Estados, a�n queda mucho por hacer. La democratizaci�n, la integraci�n de nuestras naciones y el desarrollo socioecon�mico de nuestros pa�ses no se consolidar� mientras subsistan enclaves de pobreza, marginaci�n y exclusi�n. Estos factores limitan el desarrollo nacional y restringen las oportunidades que ofrece la diversidad cultural y los distintos modelos socioecon�micos. No habr� plena integraci�n hacia afuera mientras no s� de un mejor relacionamiento al interior de nuestras naciones. En ese proceso debemos encontrarnos como herederos de un pasado com�n y como coautores de un nuevo destino.

Distinguidos participantes:

Como Secretario General es mi profundo deseo que la OEA reconozca y honre la oportunidad y responsabilidad que tenemos para consolidar y avanzar en los logros conseguidos en el �mbito nacional en favor de los ind�genas. Ello debe ahora traducirse en la construcci�n de un marco regional que proteja los derechos ind�genas en armon�a con los est�ndares universales de derechos humanos, siempre afirmando los principios de la universalidad y la indivisibilidad de �stos.

Invito a los pa�ses a tomar el tiempo necesario para considerar y estudiar seriamente la propuesta de Declaraci�n, a plantear sus opiniones y recomendaciones, a consultar y dialogar plenamente con sus comunidades ind�genas, encontrar el consenso, y avanzar con decisi�n en la consideraci�n de una Declaraci�n basada en las aspiraciones y principios que a todos nos unan.

I understand that the United States is now celebrating "National American Indian and Alaskan Native Heritage Month." For this reason, I want to remember a 1987 Resolution of the U.S. Congress which acknowledges the inspiration the U.S. founding fathers took from the democratic principles and traditions of the Iroquis Confederation and other Indian Nations when framing the U.S. Articles of Confederacy and the U.S. Constitution. Other countries in the Americas are similarly inspired by the democratic ideals and contributions of the indigenous peoples.

La democracia y el bienestar de nuestros pa�ses deben construirse sobre el di�logo, el consenso, la inclusi�n y la dignidad de nuestros pueblos. Invito a todos los participantes en el Grupo de Trabajo a apoyar esos esfuerzos con lo mejor de sus recursos y voluntad.

Muchas gracias.

 

[Indigenous/W-Group-Oct99/tracker.htm]