PALABRAS
JAIME APARICIO
REUNIÓN
: MÉXICO CONTRA LA
CORRUPCIÓN, Ciudad de México,
15 de abril 2001
La
Convención Interamericana contra la Corrupción, de cuyos alcances y
mecanismo de seguimiento se ocupará este panel, es un producto del Proceso
de Cumbres de las Américas (mandato de Miami, 1994), donde se diseño una nueva agenda
regional.
Esa
agenda, incluyó la lucha contra la corrupción, como fenómeno
multidimensional, bajo un
concepto integral, relacionado con el conjunto de políticas públicas,
que comprende temas tan diversos como gobernabilidad democrática,
derechos humanos, inequidad social, construcción institucional,
comercio (ALCA), participación de actores no estatales, medio
ambiente y otros, directamente relacionados con el combate a la corrupción.
También,
el proceso de cumbres de las Américas, ha creado mecanismos de seguimiento
sectoriales a partir de reuniones ministeriales
institucionalizadas (Ej. Justicia) o foros de alto nivel (drogas,
corrupción, partidos políticos, financiamiento de campañas electorales (El
Consejo de Europa cree que la corrupción en la contratación pública está
cada vez más relacionada con la financiación ilegal de los partidos políticos
y de las campañas electorales).
Estos
foros sirven o se pueden
utilizar también como espacios para combatir integralmente la corrupción.
Esto es importante, porque
los efectos de la corrupción dañan a las instituciones democráticas,
debilitan el estado de derecho y son una grave amenaza para la convivencia
social y el desarrollo económico. Además, la corrupción afecta, en mayor
o menor grado, a todos los países del Hemisferio, aunque también es cierto
que en algunos países de la región la situación es mucho más preocupante
por sus dimensiones y importancias. En
varios países latinoamericanos no hay campaña electoral que no tenga
entre sus primeras prioridades frenar este fenómeno, puesto que las
encuestas señalan que la corrupción, pero sobretodo la impunidad, es hoy
una de las mayores preocupaciones de la gente.
En
ese escenario, controlar la
corrupción, o en algunos casos la hipercorrupción, se ha convertido en uno
de los mayores retos políticos para los gobiernos. Sin embargo, hasta hoy
los resultados, en general, dejan mucho que desear.
Por eso, tiene importancia la Convención que, por una parte,
constituye una fuente de presión para la clase política de nuestros países
y por otra, promueve la cooperación regional, que es esencial en esta
tarea.
- La
Convención es una poderosa arma de presión en los países,
porque en la batalla interna contra la corrupción, uno de los
mayores obstáculos para los gobiernos, es que las políticas de reforma
y de transparencia, acaban con los privilegios y la impunidad de grupos de
intereses, cuya mentalidad clientelar
y prebendalista está arraigada
en sus comportamientos y en su manera
de entender la política.
- Maquiavelo
decía que las grandes reformas políticas tienen el problema, para el
gobierno que las ejecuta, “ de que los damnificados se dan cuenta
inmediatamente y los beneficiarios mucho más adelante”, incluso, a
veces, después de la siguiente elección.
- Por eso,
muchos gobiernos, una vez
en el poder, dudan de acometer esos cambios, por el riesgo de enajenarse
a sus propios partidarios, a los gremios damnificados y a todos aquellos
que pierden privilegios.
- Pero
también, la Convención es un instrumento que puede ser legítimamente
utilizado por los actores no estatales, particularmente los medios de
comunicación, para promover el
cumplimiento de los compromisos que suscribieron en los planes de acción
de las cumbres y en la Convención, de asegurar la transparencia de la
función pública.
- La
Convención facilita una mayor cooperación jurídica y judicial entre
los Estados, para acabar con los santuarios para los corruptos. Pero
también es esencial para establecer mecanismos de acción y de
cooperación regional para enfrentar colectivamente
“el lado oscuro de la globalización“, que son los delitos
planetarios como el terrorismo, el tráfico de drogas, el crimen
trasnacional; el tráfico de armas (es el negocio más lucrativo que,
según cifras del BM mueve en comisiones más de 25.000 millones de dólares);
o el soborno trasnacional. Este
último es un tema cada vez más importante en la lucha contra la
corrupción, sobretodo si tenemos en cuenta que Según el Banco Mundial, se estima que el
dinero distribuido por debajo de la mesa en comisiones y sobornos en un
año se acerca a los 80.000 millones de dólares.
Sin
embargo, no podemos perder de vista que la Convención
es
sólo un complemento a los
esfuerzos internos de los gobiernos en los países de la región para
prevenir y sancionar prácticas corruptas, a través de marcos
institucionales apropiados.
Finalmente, esta tarea también requiere de campañas masivas y
sostenidas de educación cívica, de
la movilización de todos los ciudadanos, y particularmente del sector
privado y de los medios de comunicación.
Muchas gracias
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